La violencia no se detiene y la Colombia de hoy volvió a esas páginas oscuras en décadas anteriores cuando salir a la calle resultaba amenazante por cuenta de las balas que iban y venían, bombas, asesinatos del orden político, candidatos presidenciales sacrificados, igual con líderes de sindicalistas, sociales; luchas subversivas en campos y veredas, paramilitarismo de terror, y un narcotráfico que mantenía sus altos estándares de producción y comercialización con sus correspondientes consecuencias.
En hechos recientes que ya todos hemos observado en las noticias nacionales, mas de 10 militares muertos tras el ataque a un helicóptero por cuenta de un drone, que a decir verdad se han convertido en un arma que combina inteligencia artificial y operación remota con un letalidad casi al 90 por ciento. La opinión pública apenas se repone del ataque mortal a un precandidato presidencial y ya nuevamente una capital colombiana (Cali) es protagonista de un ataque con carros bombas, que dejan muerte y dolor en más de 60 familias colombianas.
¿Hasta cuando los propios colombianos seguiremos acabando con nuestro propio país?.
Noti/Nowen
Editorial.