
Un panel de asesores del gobierno de Estados Unidos votó a favor de suspender la vacunación universal contra la hepatitis B en recién nacidos, una política vigente desde 1991 y considerada una de las más exitosas en la prevención de enfermedades hepáticas infantiles.
El cambio fue aprobado por el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización, reorganizado recientemente por el secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr., quien ha sido criticado por sus posturas antivacunas. Con una votación de 8 a 3, el panel resolvió que las madres con resultados negativos al virus podrán decidir libremente si sus hijos reciben o no la dosis al nacer.
Según el Instituto de Salud Pública, esta medida podría poner en riesgo los avances logrados en más de tres décadas, durante las cuales el programa habría prevenido medio millón de infecciones y más de 90.000 muertes infantiles. Kennedy Jr., sin embargo, ha defendido la necesidad de “devolver la confianza” al sistema de inmunización, tras destituir en junio a los 17 miembros anteriores del comité.
La decisión fue aplazada en dos ocasiones debido a la falta de datos concluyentes, pero organismos médicos y académicos insisten en que no existe evidencia científica que cuestione la seguridad o eficacia de la vacuna. La Asociación Americana de Salud Pública (APHA), que agrupa a más de 23.000 profesionales, advirtió que eliminar la inmunización universal “pone en riesgo la salud de miles de niños”.
“La vacuna contra la hepatitis B ha sido una herramienta clave para eliminar infecciones crónicas en la infancia. No hay motivos científicos para suspenderla”, señaló la APHA, que pidió al gobierno reconsiderar la medida y priorizar las recomendaciones basadas en evidencia.